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De la Menopausia Humana (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

Otro factor es la dependencia, a veces prolongada del
ser humano en los cuidados maternos (y por ende, también
en los paternos).

Un infante gorila o chimpancé, muy pronto se
emancipa de sus padres, asistiendo en procurar sus alimentos y
defendiéndose hábilmente contra posibles peligros.
Pero, porque el niño humano se desarrolla de un modo tan
paulatino, este permanece incapaz de sobrevivir por sí
mismo hasta una edad relativamente avanzada. La muerte de
una madre en nuestro estado
original de cazador/recogedor, resultaría en mortandad
segura para su progenie.

Niñas bañándose
Edvard Munch

La fórmula reproductiva para la mujer humana
es la siguiente:

  • Sólo un embarazo
    anual, el cual no debe de ocurrir antes de los 12
    años.
  • La función
    sexual conducida en la intimidad de una atmósfera privada (y no en público
    como ocurre generalmente con otros primates).
  • La terminación de la función
    reproductiva (la menopausia) a una edad cuando las funciones de la
    mujer pueden
    ser adaptadas a las demandas colectivas y para el beneficio de
    la tribu.

La menopausia es otra de las funciones adaptadoras y
naturales la cual ha caído en manos de quienes desean
transformarla en un achaque, o aún peor en algo que
temer.

La menopausia, para mí es otro "homenaje" que la
Naturaleza
confirió a su sexo
"favorecido."

Para continuar, exploraremos en algún detalle el
asunto controvertido del uso de las medicinas para aliviar los
síntomas molestos que, a menudo, acompañan este
proceso
normal.

La menopausia y el
uso de medicinas

Dr. Félix E. F. Larocca

Pocas patologías y sus tratamientos han provocado
tanta polémica como la menopausia y la Terapia Hormonal
Sustitutoria (THS) para paliar los síntomas más
comunes del cierre de la ovulación que suelen experimentar
la mayoría de las mujeres entre los 40 y los 58
años.

Los primeros trabajos epidemiológicos, en la
década de los 80 y los 90, sugerían que el uso de
estrógenos artificiales podía, además de
aliviar las molestias, protegerlas de la enfermedad coronaria y
de otros trastornos graves. Pero pronto llegaría un
famosos estudio, 'The Women’s Health Initiative',
que constataría que el uso de estas hormonas, en
combinación con otras hormonas sexuales, aumentaba la
incidencia de cáncer de la mama, así como de
trombo-embolismo venoso, accidentes
cardiovasculares y cerebrales. Muchas mujeres suspendieron
entonces su tratamiento, otras recurrieron a terapias
alternativas y un número significante, se encontraron ante
la encrucijada de no saber qué hacer.

Noticias de la
ciencia

Ahora, y por primera vez, un panel de expertos
independientes, de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de EEUU, acaba
de hacer público un documento de consenso sobre el manejo
de los síntomas de la menopausia.

Publicado en el último número de la
revista
'Annals of Internal Medicine', la primera reflexión
sobre la que llaman la atención sus autores es que la «mujer
menopáusica está hecha una enferma, que, como parte
de un proceso normal no lo es. Es necesario que se desarrolle y
se difunda información que ponga un especial
énfasis en que este proceso es fisiológico, una
etapa de la vida femenina sana en la que se debe promover la 'des
medicalización'. El cuidado médico y el futuro de
los ensayos
clínicos deben enfocarse exclusivamente hacia aquellas
mujeres con los peores síntomas y los más
prolongados. Las barreras de acceso a los tratamientos que tienen
precisamente este grupo deben
ser derribadas.

La mayoría de los especialistas se muestran de
acuerdo con el documento, aunque hay que tener en cuenta que en
los EE.UU. se trata con hormonas a entre el 30% y el 35% de las
mujeres. Aquí no tenemos ni idea.

Para los autores del estudio es necesario, ante todo,
reconocer qué consecuencias son propias de la menopausia y
cuáles son fruto del envejecimiento o de los cambios
experimentados en la mediana edad. Así, establecen como
propios del climaterio, los síntomas vasomotores (sofocos
y sudoración nocturna), la sequedad vaginal y las
molestias durante las relaciones
sexuales, los problemas del
sueño y los cambios en el estado de
ánimo — todos, cuya existencia no son universales, ya
que no aparecen en todas las mujeres con la misma intensidad.
Existen dudas acerca de los trastornos cognitivos, en los
«que los estudios no han sido capaces de separar de forma
adecuada los efectos de la menopausia en problemas como el olvido
o la dificultad para pensar, de los causados por el propio
envejecimiento», señalan. La mayoría de
trabajos no ha encontrado tampoco una asociación entre el
dolor de espalda y muscular, el cansancio y la pérdida de
la menstruación.

Las
hormonas

¿Cómo actúa la THS? Los
estrógenos solos, o en combinación con
progestágenos, son el tratamiento que ha demostrado ser
más efectivo contra los síntomas vasomotores. No
obstante, las dosis equivalentes a 0.625 miligramos de
estrógenos equinos conjugados incrementan el riesgo de
trombo-embolismo venoso, y de accidente cerebro
vascular, embolia pulmonar y, en el caso de combinarse con
las otras hormonas ya citadas, aumentan las probabilidades de
cáncer de
mama y eventos
coronarios. Más controvertido es su papel en la
incontinencia urinaria, la sequedad vaginal y el dolor en el
coito. Los trabajos con estrógenos orales, solos o en
combinación con progestágenos, han confirmado un
aumento del riesgo de desarrollar incontinencia o el
empeoramiento de la misma en las que ya la padecen. Ayudan a
mejorar la calidad de
vida de las afectadas y los problemas con el sueño,
pero no hay pruebas de sus
efectos en los trastornos del ánimo.

Ante estos datos, los
autores insisten en que la decisión de optar por la THS
debe ser evaluada de forma conjunta por el médico y su
paciente, sopesando todos los riesgos.
Recuerdan que son necesarias más investigaciones a
largo plazo que evalúen la eficacia y la
seguridad de las
terapias alternativas.

Pros y contras de las
otras terapias más utilizadas

  • Testosterona. Los
    trabajos han demostrado su eficacia contra los síntomas
    sexuales y los problemas del sueño. Tiene efectos
    secundarios: acné, aumento de peso, abundancia de vello,
    sobretodo facial y se desconocen sus consecuencias a largo
    plazo.
  • Dehidroepiandrosterona
    (DHEA).
    Pocos estudios apoyan su
    utilidad en los
    sofocos y en el aumento de la libido. No hay datos a largo
    plazo y la falta de estandarización de las dosis de los
    envases dificulta su investigación en la población.
  • Tibolona.
    Se trata de un esteroide sintético que se usa en
    Europa desde
    hace 20 años como terapia contra los sofocos, la
    disfunción sexual y la osteoporosis.
    Hay pocos trabajos y sus datos no son definitivos. No obstante,
    al parecer, es efectiva en los sofocos y en los problemas del
    insomnio. Cuando se la compara con los estrógenos, se
    obtienen los mismos resultados positivos en cuanto a la
    sudoración y la disfunción sexual. Pero se
    desconocen sus efectos a largo plazo en el
    cáncer de mama, la enfermedad cardiovascular o la
    reducción de las fracturas
    osteoporóticas.
  • Isoflavonas y otros
    fitoestrógenos.
    Dado que
    la mayoría de estos productos se
    manufacturan de formas distintas, los datos de los trabajos
    realizados hasta ahora varían de uno a otro. No
    obstante, algunos han apuntado su capacidad para mitigar los
    sofocos. Los estudios con dietas de alto contenido en estas
    sustancias no han indicado beneficios y la información
    sobre sus consecuencias adversas es muy limitada. Tampoco se
    saben sus efectos en un futuro. Para los expertos, «es
    muy importante que las mujeres no consuman estos productos sin
    consultar con su ginecólogo. Existen muchas
    composiciones y, dado que actúan a nivel de los
    receptores de estrógenos, sabemos que pueden ser
    eficaces para paliar los síntomas, pero desconocemos
    qué otros problemas secundarios pueden tener.
    Precisamente ahora estamos haciendo dos trabajos, uno de ellos
    internacional, en los que vamos a evaluar su efectividad y
    seguridad».
  • Terapias
    alternativas.
    En general, las
    investigaciones sobre uso de plantas en
    la menopausia están en su 'infancia'.
    «Los trabajos con estas terapias, como con otros
    tratamientos: acupuntura, masajes… tienen importantes
    limitaciones y sus datos no están claros»,
    añade el documento de consenso
    estadounidense.

En
resumen

La menopausia desde el punto de vista
lógico/funcional, y del la Medicina
Darvinista o Evolucionista, es una etapa normal en el desarrollo
progresivo de la mujer.

Muchas mujeres la disfrutan sin medicinas, sin hormonas
y sin riesgos — ¿por qué no tú?

Digo, yo…

Finalmente, concluimos esta ponencia con la
inclusión del hombre.

La andropausia: Se
oculta pero existe y puede enfrentarse

Dr. Félix E. F. Larocca
Tan
sólo recientemente se ha comenzado a otorgar la
importancia que merecen a los cambios fisiológicos que
suceden en el hombre a
partir de los 55 años y se han iniciado estudios profundos
sobre la andropausia.

Durante muchos años se ha hablado casi
exclusivamente de la menopausia y de sus conflictos,
como si el declinar hormonal con los años fuese
sólo un asunto de mujeres y los hombres se mantuviesen
ajenos a dicho acontecimiento. La terapia sustitutiva se aplica
con creciente frecuencia a las mujeres y no sin ciertas reservas,
pero todavía se está muy lejos de que los hombres
asuman su natural declive y la conveniencia de una terapia
similar adaptada a ellos.

De hecho, a las consultas médicas acuden muchos
hombres a los que se diagnostica depresiones y disfunciones
varias, que esconden el inicio de la andropausia y podrían
mitigarse, al menos en parte, con un tratamiento sustitutivo
adecuado.

Síntomas de la
andropausia

La andropausia consiste en el declive gradual de todas
las funciones fisiológicas del hombre, desde las
cognitivas hasta las físicas. A partir de cierta edad, los
hombres comienzan a sentir que su capacidad de
concentración y su memoria
disminuyen, que pierden fuerza
muscular, y que, como ocurre en las mujeres, se produce un
incremento de la grasa y cambia la distribución de la misma en el cuerpo. La
masa ósea se reduce y puede aparecer la osteoporosis,
descienden tanto el interés
sexual (o libido) como la potencia sexual,
se altera el ritmo de sueño, se registran cambios de
carácter, surgen depresiones de mayor o
menor severidad, se pierde el interés por las cosas y se
descubren la aparición de cambios emotivos y del estado de
ánimo de forma imprevista.

Las hormonas masculinas
también acusan el paso del tiempo

Si en las mujeres se habla de un
estrógeno-deficiencia, en los hombres nos podemos referir
a un andrógeno-deficiencia, ya que la disminución
de las hormonas androgénicas es el fundamento de la
andropausia. Disminuye la producción de testosterona, hormona
masculina, que puede determinarse en la sangre. A partir
de los 60 años se detectan significativos descensos del
nivel de testosterona en la sangre a primera hora de la
mañana.

También se ha anotado la disminución de
otras hormonas androgénicas, pero el mejor indicador
parece ser la testosterona. La andropausia se conoce
también como Síndrome de Adam, que no es ninguna
referencia bíblica sino las siglas de Androgen
Deficiency Aging Male
y que se podría traducir como
Andrógeno Deficiencia de la Ancianidad
Masculina.

¿Puede
prevenirse?

Si se diagnostica precozmente, lo lógico es
instaurar un tratamiento para revertir la situación o
retardar su evolución. Pero todavía no hay
resultados fiables sobre la terapia hormonal sustitutiva a largo
plazo.

El tratamiento de la andropausia persigue eliminar o
amortiguar los síntomas, pero fundamentalmente va dirigida
a restaurar las funciones sexuales, ya que hay una clara
asociación entre los niveles de testosterona
plasmática y la calidad y
frecuencia de la erección del pene.

No hay que olvidar, además, que en muchos casos
al déficit de testosterona se une, por la edad, una
arteriosclerosis que reduce el flujo sanguíneo en los
cuerpos cavernosos del pene, lo que hace más
problemática la vida sexual. Pero el tratamiento
también persigue incrementar las ganas de vivir, mantener
el vigor físico y la capacidad intelectual.

La terapia hormonal sustitutiva masculina, no
está muy extendida, al contrario de lo que ocurre entre
las mujeres, que cada vez recurren más a esta clase de
procedimiento.

Tratamiento con
testosterona

Hoy, el tratamiento masculino se realiza mediante
testosterona. En los EE. UU. que sólo se comercializa como
inyectable intramuscular que se absorbe lentamente, por lo que se
administra cada 2-3 semanas. También se usan parches
transdérmicos que aportan unos 5 miligramos diarios, una
cantidad parecida a la dosis fisiológica diaria necesaria
y se asimilan por el cuerpo de manera progresiva. También
se investiga sobre los implantes subcutáneos o pelletas,
cuyo efecto puede durar tres o cuatro meses. La testosterona es
una hormona sexual, con efecto andrógeno y anabolizante
que debe ser utilizada sólo cuando lo indica el
médico especialista.

Quienes padecen afecciones como epilepsia, diabetes,
crecimiento prostático benigno (adenoma de
próstata), hipertensión, insuficiencia hepática
o renal, e insuficiencia cardiaca, deben tener mucha
precaución ante esta terapia hormonal, que está
absolutamente contraindicada en pacientes con cáncer de
próstata o cáncer hepático.

Durante el tratamiento con testosterona conviene
someterse a exámenes periódicos de próstata,
y dado que los problemas urológicos cobran especial
relevancia durante la andropausia, el paciente deberá
ponerse en manos de un urólogo que le oriente sobre el
tratamiento más adecuado y los controles a
efectuar.

No merece la pena
ocultarla

La andropausia es tan fisiológica en el hombre
como en la mujer lo son la menopausia y el climaterio. La
aparición de síntomas como decaimiento,
disfunción eréctil, pérdida de
interés por el sexo, tristeza, y apatía en un
hombre adulto de más de 55-60 años, hace pensar en
la andropausia. Pero no hay motivos para ocultarla; al contrario,
se debe acudir al médico para que ayude a superar esa
situación, que no es ninguna enfermedad ni estigma, se
trata simplemente de un proceso fisiológico que en muchas
ocasiones requiere tratamiento e incluso ayuda
emocional.

Cuestionario de
Saint Louis University

Como en cualquier otra alteración de la salud, es
importante el diagnóstico precoz y que el afectado preste
mucha atención a los primeros síntomas.

Aunque hay numerosas propuestas de cuestionarios y
protocolos para
investigar su presencia, el más sencillo y fiable es el de
la Universidad de
San Luis. El quid está en la primera y la séptima
pregunta, que se refieren a la calidad de la vida sexual y al
declinar de la misma — síntomas clave. Si la respuesta a
las dos preguntas es afirmativa, o lo son las contestaciones de
tres de las otras cuestiones, no cabe duda: el síndrome de
Adam se está instaurando. Hay también
determinaciones de testosterona, pero resultan caras y la
mayoría de las veces no son necesarias ya que con la
sintomatología es suficiente para detectar la
andropausia.

  • ¿Ha disminuido su apetencia
    sexual?
  • ¿Se siente falto de
    energía?
  • ¿Ha disminuido su fortaleza y fuerza
    físicas?
  • ¿Ha perdido estatura?
  • ¿Ha notado una disminución de las ganas
    de vivir?
  • ¿Se siente triste e irritable?
  • ¿Son sus erecciones poco potentes?
  • ¿Ha notado una disminución en su
    habilidad por los deportes?
  • ¿Se queda dormido después de la
    cena?
  • ¿Ha notado una disminución de su
    capacidad para el
    trabajo?

En resumen

Como docente de las facultades de psiquiatría y
de medicina comunal de la Universidad de San Luis, me complace
revisar las contribuciones que ellos han hecho al entendimiento
del climaterio del hombre.

Es importante y, tal vez sea necesario recalcar, que los
"problemas" del envejecimiento — son más problemas, de
no saber cómo vivir, que de envejecer.

También, es preciso reconocer, que el cuestionario
de San Luis, si es positivo, puede asimismo ser
diagnóstico de una depresión
del climaterio — algo que es potencialmente causa del suicidio en la
persona de
edad evolutiva.

Todo siendo lo mismo, vivir una vida saludable cancela
la senectud precoz.

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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